domingo, 7 de julio de 2013

Brasov. Un viaje al pasado.

Un error en la planificación del viaje a Predeal hizo que pudiese viajar a Brasov, nunca me he sentido tan orgulloso de un error, y es que si el viaje a Predeal fue especial, el de Brasov fue la guinda a una semana repleta de emociones y vivencias.

El 28 de junio a las 9:47 de la mañana partía el tren con destino Brasov, un grupo de voluntarios y voluntarias nos lanzábamos a una pequeña aventura que duraría dos días, dos días intensos e inolvidables.

En un primer momento Brasov fue decepcionante, pero esa decepción iría desapareciendo a medida que caminábamos hacia el centro de la ciudad, y es que tuve la sensación de que con cada paso que iba dando iba retrocediendo un par de siglos, y es que la arquitectura envejecía cada vez más.


La imagen superior corresponde a la plaza principal de Brasov, en ella se encuentra la Casa Sfatului (era la Casa del Consejo, después de esta utilidad pasó a ser el Ayuntamiento para convertirse en la actualidad en la Casa Museo de Brasov). 

Dado que esta ciudad es completamente turística se sigue simulando momentos del pasado, en la imagen que sigue este párrafo, es el momento en el que la guardia custodia la Casa del Consejo.



Como si de Hollywood se tratase, esta ciudad tiene en la colina su nombre, al cual se puede llegar mediante un teleférico o simplemente caminando por un frondoso bosque, mi opción fue la segunda, y la verdad que la hora de camino mereció la pena, solo por el contacto directo que tuve con la naturaleza y con la recompensa obtenida al llegar a la cima.

(Momento de la travesía)

(Vista panorámica de Brasov)


Hay muchos edificios bonitos en esta maravillosa ciudad, entre ellos la Iglesia Negra, pero a mi el edificio de la imagen superior me ganó, me resultó una edificación muy interesante, me transmitía algo.

Bueno, tal y como he dicho Brasov fue la guinda del pastel de la experiencia vivida en Predeal, y en esta ciudad fue donde los voluntarios y voluntarias que estamos trabajando en Rumanía nos despedimos, la verdad que para mí fue un momento muy triste, un momento en el que cada uno sigue su camino en la vida y que tal vez no nos volvamos a encontrar nunca.

Para terminar esta entrada mención especial para Jenifer, Rocío y Manuel, tres españoles que me acompañaron por esta maravillosa ciudad. Tampoco me olvido de Justyna, Concheta, Alex, Ludi, Alberto, Estefanía, ... y muchos más que me han aportado muchísimo en esta experiencia. 


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